Lección Tres

Repaso de la Lección Pasada: Como demostró la dependencia de Josué en el complejo de información, podemos dejarnos llevar por lo que vemos, sentimos, experimentamos y podemos medir. ¡Y el problema se complica si muchos de nosotros estamos de acuerdo en una evaluación basada en el complejo de información! Además, la historia de Moisés nos mostró que la información y la revelación son dos fuentes distintas para la evaluación y la toma de decisiones. La información debe diferenciarse y subordinarse a la revelación. La revelación debe contextualizar activamente la información. Finalmente, la revelación tiene una habilidad única: vincular los dos aspectos de la realidad (lo visible y lo invisible) de una manera que la información nunca podría hacerlo.


El Problema: Muchos cristianos expresan dificultad para saber cuál es la voluntad de Dios para sus vidas y / o para situaciones específicas. Se sienten rodeados de representaciones conflictivas de la realidad: las proporcionadas por el complejo de información y las proporcionadas por las Escrituras. Muchos simplemente quieren darse por vencidos y entregarse al complejo de información porque parece inútil tratar de averiguar cuál es la voluntad de Dios.

Las Suposiciones Subyacentes Expresadas en Términos Cotidianos:

1. Puedo predecir resultados cuando trabajo a partir de datos y experiencia. No puedo hacer eso con las Escrituras.

2. ¿Cómo puede alguien conocer realmente la voluntad de Dios? ¿Es eso posible?

3. Me siento cómodo con la idea de que la Biblia tiene un gran discernimiento de la naturaleza humana y mucha credibilidad histórica, pero la mente humana ha avanzado mucho en los últimos dos mil años.

4. Me gustan los métodos y sistemas que puedo controlar, que tienen un historial que se puede rastrear.

5. La idea de depender de algo que mis amigos y colegas considerarían obsoleto o subjetivo me incomoda.

Lecturas de Fondo Esenciales Antes de Enseñar Esta Lección:

Prepararse para esta clase leyendo atentamente el libro de Santiago al menos tres veces. Durante la lectura, tomar notas para sí mismo sobre cómo aborda este libro lo siguiente:

1) El contraste entre información y revelación.

2) La forma en que Santiago reconoce las dificultades terrenales, pero ofrece soluciones que contradicen directamente lo que leerías en las revistas de “interés popular” o en las cadenas de televisión.

3) La necesidad de buscar la voluntad de Dios.

4) (Cualquier otro problema que se encuentre en este pasaje que contraste dos formas de pensar).


Además, antes de la clase, familiarizarse con el concepto de representación (ver el extracto de Scott al final de esta lección) y sea capaz de explicarlo, con ejemplos, a la clase. Nos concentraremos en los símbolos lingüísticos (palabras) en esta lección.

Los Pasajes de la Escritura: Romanos12: 1-2; Santiago 4:13-17

La Lección:

1) Leer Romanos 12:1-2 en voz alta.

2) Este pasaje ilustra varios principios ya vistos.

a. Casi siempre hay un choque entre los patrones mundanos y lo que agrada a Dios.

b. Este choque se desarrolla entre nuestros cuerpos, es decir, todo lo que tiene que ver con nuestras habilidades para ver, medir y evaluar fuera de la revelación, y lo que Pablo llama aquí “la renovación de tu mente”.

c. El proceso de distinguir entre los dos implica un costo personal, lo que Pablo llama “sacrificio vivo”.

d. Podemos ver aquí ilustrados los principios de diferenciación, subordinación, contextualización y utilización.

e. Finalmente, y quizás lo más significativo para la discusión de hoy: este pasaje demuestra que la voluntad de Dios es algo a lo que podemos acceder y, hasta cierto punto, evaluarlo: “…para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Rom 12: 2)

3. Leer Santiago 4:13-17 en voz alta.

a. Este pasaje involucra un área en la que el complejo de información no es cuestionado en gran medida, incluso por los cristianos. Aunque especifica decisiones de asuntos comerciales, también se puede generalizar a otras áreas. Aquí vemos que debemos buscar la voluntad de Dios antes de actuar: Y buscarla y conocerla, significa que es cognoscible. Por supuesto que no podemos conocer Su voluntad a través de la información, solo a través de la revelación.

b. Para lidiar con una situación, debes representarla, y la forma más eficiente de hacerlo es con palabras. En el caso de los 12 espías que inspeccionaron la Tierra Prometida (Deuteronomio capítulo 1, Números 13 y 14), los 12 espías vieron los mismos obstáculos desalentadores, pero representaron la situación con historias diferentes: uno basado en información, el otro en revelación. De esta situación, el ejemplo de Santiago y muchos otros lugares en la Escritura, podemos
ver que las representaciones surgen ya sea de la información o de la revelación.

c. Así vemos que las representaciones, específicamente las palabras, se diferencían así mismas de acuerdo con sus fuentes. A las que provienen de la revelación las llamaremos representaciones diferenciadas. Una representación diferenciada de una situación no “simplemente sucede”. Tienes que ir a hacer una elección deliberada para distinguir lo que Dios ha revelado sobre una situación, de lo que la información te haría decir al respecto.

d. Un pensador indiferenciado vería todas las representaciones como iguales, tanto las reveladas como las de la información. Él o ella pondría la Biblia en un nivel de igualdad (¡o menos!) a lo que se deriva de la información.

e. Las representaciones diferenciadas tienen una función especial: ponen de manifiesto la voluntad de Dios. Esa es la función de la revelación: revelar.

f. Las representaciones diferenciadas son una clase especial de palabras. Estas vinculan los propósitos invisibles de Dios con el mundo material. Tienen su origen en la mente de Dios, conllevan poder para cambiar la realidad, y su propósito es hacer aparente Su voluntad. (Santiago 1: 1-8.)

g. Finalmente, Santiago 4: 13-17 señala que las representaciones indiferenciadas no solo no se originan en el cielo y, por lo tanto, no vinculan lo visible y lo invisible, sino que finalmente no tienen el poder de cambiar la realidad. (Por ejemplo, tu vida podría terminar antes de llevar a cabo tus intenciones, versículo 14.) Sobretodo, no hacen evidente la voluntad de Dios.

¡Lo peor de todo es que cualquiera que opere sobre representaciones indiferenciadas sería, según Santiago, culpable del pecado de orgullo!

Preguntas para Discusión con la Clase:

1) ¿Cómo se puede decir que nuestros cuerpos son la fuente de información?

2) ¿Cuál es la mejor fuente de representaciones diferenciadas? ¿Qué papel juega esta fuente en probar y aprobar la voluntad de Dios?

3) ¿Qué pasajes de la Escritura hemos estudiado hasta ahora que demuestran que la voluntad de Dios si se puede conocer?

4) ¿Cómo se relaciona directamente el pecado del orgullo con las representaciones indiferenciadas?

5) Las representaciones diferenciadas permiten el crecimiento de lo que podríamos llamar una mente diferenciada y una lectura diferenciada de la Escritura. ¿Cómo sería la diferencia entre una mente diferenciada que enseña la Biblia y una mente indiferenciada?


6) ¿Qué situación enfrentaste la semana pasada en la que estuviste consciente de representaciones diferenciadas e indiferenciadas? ¿Tuviste que escoger? ¿Lo harías de otra manera ahora?

7) Leer el libro de Santiago al menos tres veces durante la próxima semana y traer a la clase ejemplos de principios que se hayan aprendido en las lecciones uno, dos y tres de esta serie de lecciones).

“Si, pero…”

El reino invisible de Dios no parece tan “real” como lo que puedo ver y medir. ¡Vuelve la semana que viene para obtener una herramienta que te ayude con eso!

(Enseguida, Recurso Para Maestros):

*LA NATURALEZA DE SÍMBOLOS

  • (De un estudio llamado A Definitional Study Of Biblical Representational Research And Its Current Applications, Scott, 2003.) El trabajo completo, con sus notas a pie de página, se publicará próximamente en este sitio web.

Por definición, la investigación representacional tiene que ver con el estudio de los símbolos. Ahora, cuando la mayoría de los cristianos escuchan la palabra símbolo, se asocian correctamente con muchos de nuestros conceptos más preciados. La Biblia está llena de símbolos: un cordero, un cayado, aceite de unción, maná, agua viva. Sabemos que estos objetos son señales y están destinados a tener un significado más allá de sí mismos

Sabemos, por ejemplo, que dos vigas de madera que se cruzan conllevan más peso, simbólicamente hablando, que como simple estructura. Una cruz, Pablo nos dice en 1 de Corintios, puede representar el poder de Dios para aquellos que están siendo salvos.

Pero la misma cruz, dice Pablo, es locura para los que se pierden: misma cruz, diferentes significados. En 2 de Corintios, Pablo nos dice que el mensaje que él llamó “el aroma de Cristo” sería para algunos una dulce fragancia de vida; sin embargo, para otros el mensaje sería un olor a muerte. Mismo mensaje, efecto diferente.

Esto se debe a que un hecho —ya sea una persona, un objeto, un evento, una circunstancia— puede representarse de muchas formas. Aquí es donde la investigación representacional recibe su nombre. Y aquí está el núcleo de todo el pensamiento representativo. Podemos elegir ya sea las representaciones de Dios sobre la realidad, sobre el mundo, sobre cada detalle de nuestras vidas; o podemos hacer nuestras propias representaciones y operar sobre ellas. Es así de simple.

El objetivo de la investigación representacional es ayudar a las personas a ver la forma en que representan los hechos de sus vidas.

Para hacer eso, examinemos la forma en que formamos representaciones.

El PENSAMIENTO

Debido a que el proceso del pensamiento y su manifestación más precisa, el lenguaje, están tan estrechamente vinculados, no debería sorprender que gran parte de la terminología utilizada en el estudio del lenguaje sea útil para comprender los procesos de
pensamiento que subyacen al lenguaje. La semiótica, o el estudio de los símbolos, es particularmente útil. Para nuestro uso teológico, los pensadores representacionales han secuestrado parte de la terminología de la semiótica tradicional y la han redistribuido para nuestro uso específico. Su precisión en determinadas zonas lo hace ideal; mientras que su inadecuación en otras se supera definiendo cuidadosamente los términos desde dentro y desde fuera de la semiótica.

Es fundamental que pensemos sobre lo que es el pensamiento. De todos los animales, el hombre es el único que tiene esta capacidad de autorreflexión y articulación sobre sus propios procesos de pensamiento; ya que mientras que a un mono o a un delfín se le puede enseñar a comunicarse de una manera rudimentaria algún término de lenguaje, ninguna otra criatura tiene la capacidad llamada “recursiva”: la capacidad de pensar y analizar el pensamiento. Al igual que el concepto de una cosmovisión que “se capta en lugar de enseñarse”, asumimos que la forma en que cada uno de nosotros piensa es natural y normal. En realidad, nuestros patrones de pensamiento reflejan tanto la pre programación de Dios de los patrones de pensamiento en nosotros que reflejan Sus procesos de pensamiento; así como formas y patrones menos deseables de nuestro medio ambiente y naturaleza pecaminosos.

Para comenzar a descubrir cómo funcionan nuestros procesos de pensamiento, consideremos la estructura triádica del pensamiento. Estamos rodeados en nuestro entorno por esos elementos a los que nos referirnos como hechos. Suspenda, para los propósitos de esta discusión, el elemento de “veracidad” que habitualmente le asignamos a la palabra hecho. “Hecho”, como usaremos la palabra aquí, se refiere a cosas, objetos, personas, estados de relación, eventos, etc. Una cosa, como una mesa, es un hecho, un objeto como una casa es un hecho, el presidente Bush es un hecho. De hecho, el terrorismo es un hecho. Todos existen en nuestro entorno, a todos se puede acceder a través de nuestros sentidos de alguna manera


En contraste con el concepto de “hecho” está el concepto de “representación”. Una representación es una forma de simbolizar o transmitir la idea de un hecho. Por ejemplo, el objeto sobre el que normalmente descansa una computadora es un hecho. La ortografía de e-s-c-r-i-t-o-r-i-o transmite una imagen de ese objeto al cerebro de un lector que no tiene que observar la solidez de la madera en la actualidad, sentir su textura o experimentarlo con los sentidos en absoluto.

Las representaciones son el único acceso que tenemos al mundo físico que nos rodea; accedemos a él a través de símbolos. Cuando vemos un objeto, por ejemplo, y luego nos alejamos de él, la imagen que está en nuestro cerebro es lo que nos informa de la naturaleza del “hecho” al que acceden nuestros sentidos. No llevamos un escritorio en nuestras mentes, tomamos una representación de ese escritorio en nuestro cerebro. No cargamos con el escritorio como un hecho en nuestras mentes, sino la representación del mismo en nuestro cerebro: una imagen transmitida desde nuestros globos oculares a través de los nervios hacia el cerebro.

Un hecho no es su representación. Una representación no es un hecho. Para distinguir cuál es cuál, uno debe separarlos mentalmente de alguna manera.